Lucía, médica residente: "Los probióticos están de moda, pero si no los acompaño de una buena alimentación pasan como unos turistas por el intestino"

Los probióticos están en auge, pero su efecto depende en gran medida de cómo los acompañemos. Así lo ha explicado Lucía, médica residente, en un vídeo divulgativo en redes sociales. Aunque cada vez más personas incorporan estos microorganismos a su dieta por sus beneficios para la salud intestinal y general, Lucía advierte de un error común: tomarlos sin cuidar la alimentación de base puede anular su potencial efecto.

“Si yo los consumo, pero no los acompaña una buena alimentación, pasan simplemente como unos turistas por mi intestino y se van”, afirma la médica. Para que los probióticos puedan establecerse y actuar en el organismo, es esencial proporcionarles el entorno adecuado, y ahí es donde entran en juego los prebióticos.

¿Cuál es la diferencia entre probióticos y prebióticos?

Lucía explica que los probióticos son bacterias beneficiosas que podemos incorporar a través de ciertos alimentos o suplementos. Sin embargo, su eficacia está directamente relacionada con la presencia de prebióticos, que funcionan como el “fertilizante” necesario para alimentar a esas bacterias. “Los prebióticos son los hidratos de carbono complejos que pueden ser entonces la fibra o los almidones. No todas las fibras son prebióticos, si bien la gran mayoría”, añade. Una microbiota bien nutrida contribuye a reducir la inflamación crónica, mejorar el sistema inmunológico, el metabolismo y hasta el estado de ánimo.

Entre los alimentos ricos en prebióticos más destacados se encuentran el plátano, la manzana, el ajo, la cebolla, el puerro, la avena y el salvado de trigo. También son recomendables los fermentados, como el kéfir, el yogur griego, la kombucha o las aceitunas. Estos alimentos ayudan a mantener y reforzar el equilibrio de la microbiota intestinal.

Lucía recomienda que una persona adulta consuma, al menos, 25 gramos de fibra al día. “Lo ideal sería que acompañe eso y si quiere potenciar esos beneficios, agregarle el probiótico”, comenta.

La experta recuerda que mantener una microbiota equilibrada no solo repercute en la digestión. “La inflamación crónica es la base de la gran mayoría de las enfermedades hoy en día”, señala, mencionando afecciones como la diabetes, hipertensión, dislipemias y enfermedades cardiovasculares. Además, la influencia de la microbiota se extiende a la esfera emocional y mental. De hecho, cita un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Colorado que encontró una relación entre el consumo de prebióticos y una mejora en la calidad del sueño, así como una reducción en los niveles de estrés.